Neutralidad Tecnológica en el Gobierno

Por Cristian Bravo-Lillo / 1 de abril de 2011.- Este capítulo es sobre lo absurdo que es declararse neutral frente a la tecnología en el contexto de un país.

En el podcast anterior hablábamos de la posibilidad de que el software libre o la cultura libre entraran en la agenda pública de un país. Esto podía ocurrir a través de uno de los tres procesos que el autor John Kingdon describe: el de problemas, el de políticas públicas y el de elección de autoridades. Llegamos a la conclusión de que era improbable que el software libre entrara a la agenda pública a través del primer proceso, porque al menos en Latinoamérica el software libre no resuelve problemas que sean considerados prioritarios por las autoridades. En este capítulo analizaremos el segundo proceso descrito por Kingdon, el de políticas públicas.

Neutralidad Tecnológica en el Gobierno

En el capítulo anterior

En el podcast anterior hablábamos de la posibilidad de que el software libre o la cultura libre entraran en la agenda pública de un país. Esto podía ocurrir a través de uno de los tres procesos que el autor John Kingdon describe: el de problemas, el de políticas públicas y el de elección de autoridades. Llegamos a la conclusión de que era improbable que el software libre entrara a la agenda pública a través del primer proceso, porque al menos en Latinoamérica el software libre no resuelve problemas que sean considerados prioritarios por las autoridades. En este capítulo analizaremos el segundo proceso descrito por Kingdon, el de políticas públicas.

¿Qué es una política pública?

Es una iniciativa implementada por las autoridades de un país para conseguir un objetivo específico. En palabras sencillas, algo que hace un gobierno para conseguir una meta. Usualmente involucra la generación o modificación de leyes o regulaciones, o la decisión de dedicar cierta parte del presupuesto de la nación para financiar la iniciativa. Ambas cosas tienen un impacto tremendo en un país entero. Las leyes son especialmente difíciles de crear porque son el producto del consenso de dos o más grupos de interés en conflicto, usando todos los recursos a su disposición para lograr imponer su visión.

A pesar de lo anterior, en general es raro encontrar en el mundo político oposición explícita a temas tan técnicos y específicos como el software libre. Las posiciones de los distintos gobiernos varían desde un apoyo decidido, como ha ocurrido en Brasil y Alemania, hasta una cauta y ambigua "neutralidad tecnológica", como ocurre en Chile. Con neutralidad no nos referimos a la reciente ley chilena sobre "neutralidad de la red". ¿Qué es entonces la neutralidad tecnológica? Es el argumento de que las agencias públicas deben ser neutrales al escoger la tecnología para desarrollar los sistemas que requieran, como su sitio Web, su sistema de atención de usuarios, etc.

La neutralidad tecnológica es absurda

Esto es absurdo. Ser neutral significa considerar dos o más alternativas y no apoyar ninguna. Por ejemplo, un país puede declararse neutral en una guerra, lo que significa que no apoya a ninguno los países que están en conflicto. En cambio, ser imparcial significa comparar dos posiciones y favorecer la “mejor”. Un juez debe ser imparcial al fallar entre dos personas en desacuerdo, pero finalmente debe producir un juicio sobre cuál de las dos posiciones prevalecerá.

Otro ejemplo: cuando queremos comparar técnicamente dos automóviles para ver cuál es mejor, podemos hablar de factores como la eficiencia en el uso de combustible, la cantidad de válvulas en el motor, etc. Siempre podemos hablar del “mejor auto” en términos abstractos: para algunas personas el mejor auto es el más eficiente en el uso de combustible, o aquel que tiene más espacio interior, etc. Pero al momento de comprar un auto, uno escoge una marca específica, y un modelo específico, tenga o no tenga preferencias arbitrarias por una marca en particular.

Con la neutralidad tecnológica en la administración pública pasa lo mismo. A la hora de desarrollar proyectos tecnológicos, es imposible ser "neutral", es decir, "no escoger" una tecnología. Uno está obligado a escoger. Cuando el jefe de un servicio público decide qué tecnología usará para desarrollar los sistemas con los cuales proveerá servicios a ciudadanos, no puede ser neutral; pero sí debe intentar ser imparcial. Los servicios públicos tienen cierta autonomía para tomar decisiones, pero deben siempre seguir las directrices del Presidente o Primer Ministro del país y su gabinete. Un gobierno nunca debería preferir arbitrariamente una “marca específica” de tecnología, y el criterio que se adopte para decidir entre dos o más alternativas tecnológicas debiera ser siempre público y auditable. Por estas razones es preferible hablar de "imparcialidad tecnológica informada" en vez de neutralidad.

Un ejemplo

Veamos un ejemplo. El municipio de Munnich, en Alemania, desarrolló hace algunos años el proyecto Limux, bajo el cual se tomó la decisión de adoptar estándares abiertos y migrar el software de los computadores de la administración municipal a Linux. Florian Schiessl, jefe del proyecto, describió así el proyecto de migración, en la conferencia OpenExpo, el 1ero de abril de 2009:

Florian Schiessl, jefe del proyecto de migración en Munnich (1:22 – 2:50):

"¿Cuál era la situación en Munnich, cuando tomamos la decisión? Tiene una infraestructura TI que ha crecido históricamente. Infraestructura TI significa 14.000 PCs y 21 unidades TI diferentes. Estas unidades TI descentralizadas son responsables por la operación de las tecnologías de información de nuestros departamentos, así que no hay una ciudad de Munnich, sino 21 ciudades de Munnich, si prefieren. Y hay una razón por la cual pensamos en alternativas. La razón no fue los costos. La razón no fue que fuéramos muy entusiastas por usar software libre. La única razón por la cual la ciudad de Munnich pensó en alternativas a Microsoft fue Microsoft. La compañía Microsoft nos dijo: Ustedes son felices con nuestro sistema operativo. Ustedes son muy felices con nuestro sistema Office. Pero es hora de comprar nuevas licencias. NT 4.0 no será soportado de ahora en adelante, y cada nuevo hardware, cada nueva aplicación de negocios, sólo será certificada para nuestro nuevo producto. Así que dénnos más dinero, y podrán ser felices de nuevo."

En la misma charla, Florian Schiessl aclara que él no es un lobista del software libre, que él sólo es el jefe del proyecto LiMux, y que él ha podido comprobar que el software libre ha funcionado en el caso del proyecto que ha dirigido.

En este caso, frente al requerimiento de parte de Microsoft, los políticos alemanes se preguntaron si había otras alternativas. Se analizaron cinco posibilidades, cuyos extremos eran utilizar exclusivamente software de Microsoft, hasta una plataforma Linux completa. Entre los factores analizados estaban el costo, la seguridad, los updates, y la interoperabilidad del sistema completo. Finalmente, se optó por la opción Linux completa.

El caso de Munnich es interesante. Claramente la situación fue considerada como un problema por los políticos alemanes. Sin embargo, a pesar de que la decisión puede haber sido tomada por políticos, es muy poco probable que las alternativas y sus implicancias hayan sido generadas por políticos. Fueron generadas por técnicos.

¿Cómo participamos las personas de procesos como éste? En general a través de dos roles: el rol técnico y el rol político. En el próximo capítulo veremos en qué consisten estos dos roles, y cómo influyen en el proceso de toma de decisiones sobre tecnología en un país.

Fuentes

Video: Florian Schiessl, Jefe del Proyecto de Migración Linux en Munnich. Charla en OpenExpo, 1/Abril/2009.

Guión, Narración y Montaje: Cristian Bravo-Lillo.

Música:

Fuentes:

Éste es el archivo del podcast "Cultura Libre", emitido entre el 2010-2013 a través de Manzana Mecánica.

(CC-BY) Carlos Castillo 2020-2013.